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Rusia y Bielorrusia, "dos potencias se saludan"

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Cada vez más aislado de Occidente, el bielorruso Aleksandr Lukashenko ha convertido en costumbre viajar a Moscú para despachar con su homólogo Vladímir Putin, uno de sus pocos aliados, para visibilizar que cuenta con el apoyo de Rusia. Este jueves, mientras los responsables de los Ejércitos ruso y bielorruso inauguraban las mayúsculas maniobras militares conjuntas Zapad 2021, que han puesto en alerta a la OTAN, Lukashenko y Putin han vuelto a estrecharse las manos, entre sonrisas, abrazos y palmaditas en la espalda, en el Kremlin. Es su quinta reunión este año; todas en Rusia. La visita puede culminar en un mayor acercamiento entre ambos países y dar un empujón significativo al acuerdo de unión firmado en 1999, estancado tras años de regates por parte del líder autoritario bielorruso, que hasta las duramente reprimidas protestas contra el fraude electoral y por la democracia del año pasado había querido jugar el papel de amortiguador entre Rusia y Occidente.



Ahora, Lukashenko, que necesita el sostén económico y político de Moscú, que no deja de verle sin embargo como un aliado problemático, tiene menos cartas para negociar en términos de igualdad lo que se ha convertido en un tira y afloja eterno. Y Putin no está dudando en capitalizar el aislamiento internacional del líder autoritario. “Nos movemos, como todos los países civilizados, solo juntos, solo en la unión: Estados nativos, pueblos cercanos, casi un solo pueblo de la misma raíz, rusos y bielorrusos”, ha declarado Lukashenko junto al presidente ruso al inicio de las conversaciones, convocadas a iniciativa rusa, ha incidido Putin. El acuerdo, ha asegurado el jefe del Kremlin, “elevará la competitividad” de ambas economías. Rusia y Bielorrusia, ha dicho Putin en una rueda de prensa tras la reunión, iniciarán además la negociación para adoptar un mercado único del gas (un tema sensible para Minsk) en 2023. De momento, Rusia mantiene para el próximo año los precios acordados para este.



Lukashenko ha asegurado este jueves que las hojas de ruta –ahora se llaman “acuerdos sindicales”— del tratado de unión se adoptarán a finales de octubre. Su firma, cree el analista Artyom Shraibman, fundador de la consultora Sense Analytics, no conducirá a una fusión entre ambos Estados, como temen algunos líderes europeos, sino a un mayor acercamiento. “Según la visión de Moscú, cuanto más se entrelacen las empresas y los sistemas regulatorios, menos opciones hay de que un futuro Gobierno bielorruso quiera repetir el camino del ucranio [y alejarse de la esfera de influencia rusa]”, analiza Shraibman, que también escribe para el Centro Carnegie.



Los acuerdos sindicales, que permanecen en la opacidad, han ido descafeinándose –se han aparcado proyectos como la creación de organismos supranacionales comunes o la adopción de una moneda única—, según los expertos. Hoy son fundamentalmente económicos, señala la directora del Centro Bielorruso de Investigación Económica BEROC, Kateryna Bornukova. “El principio general de las hojas de ruta es ‘una economía, dos países’, lo que sugiere que se centran principalmente en la integración económica sin limitar la soberanía”, explica la experta.



Pero Minsk y Moscú ya están unidos a través de la Unión Económica Euroasiática, que aunque con muchas exclusiones (como la energía) ya tiene un mercado común de bienes, laboral y un espacio económico común con aranceles aduaneros comunes. “Esta organización tiene implicaciones económicas mucho más reales en este momento”, vaticina Bornukova.






Fuente: DIARIO EL PAIS (ESPAÑA)

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